El uso de la retroiluminación es principalmente para separar el sujeto del fondo, haciéndolo resaltar y volverse más distintivo visualmente. Al iluminar selectivamente el fondo, los cineastas pueden controlar la exposición y la temperatura del color, añadiendo valor artístico e interés visual a la escena. La retroiluminación también se puede utilizar para mejorar el estado de ánimo y la atmósfera de una escena creando un efecto dramático o misterioso.
En términos prácticos, se puede conseguir una retroiluminación utilizando diversos instrumentos de iluminación, como focos, luces Fresnel o paneles LED. La ubicación y la intensidad de la luz de fondo son cruciales para lograr el efecto deseado. Las luces de fondo se utilizan a menudo en combinación con otras técnicas de iluminación, como luz principal, luz de relleno y luz lateral, para crear una escena equilibrada y bien iluminada.
La retroiluminación se utiliza mucho en cinematografía, tanto para escenas interiores como exteriores. Es particularmente eficaz para resaltar detalles y texturas del fondo, añadiendo profundidad y dimensión al encuadre. En la producción de televisión, la retroiluminación se emplea comúnmente para separar a los presentadores o actores del fondo del estudio, creando una presentación visualmente atractiva y profesional.
El uso adecuado de la retroiluminación es un aspecto importante del diseño de iluminación en la producción de cine y televisión, ya que ayuda a crear atractivo visual, mejorar la atmósfera y transmitir la intención creativa. Al controlar hábilmente la ubicación y la intensidad de la luz de fondo, los cineastas pueden lograr una variedad de efectos visuales y posibilidades narrativas.