1. Fotodiodo: El sensor CCD consta de una serie de diminutos fotodiodos sensibles a la luz. Cada fotodiodo es capaz de convertir la luz en una carga eléctrica.
2. Captura de luz: Cuando la luz incide en el fotodiodo, crea una carga eléctrica proporcional a la intensidad de la luz. Cuanta más luz llegue al fotodiodo, mayor será la carga.
3. Transferencia de carga: Una vez creadas las cargas, es necesario sacarlas de los fotodiodos y colocarlas en un área de almacenamiento para su posterior procesamiento. Aquí es donde entra en juego la parte "carga acoplada" del CCD.
- Cada fotodiodo está conectado a sus fotodiodos vecinos a través de una serie de electrodos.
- Aplicando las señales eléctricas adecuadas a estos electrodos, las cargas se pueden desplazar de un fotodiodo al siguiente.
- Este cambio o transferencia continúa hasta que las cargas llegan al final del sensor CCD.
4. Lectura: Al final del sensor CCD, hay un registro de salida. Las cargas se transfieren desde la matriz CCD al registro de salida, donde se mide cada carga.
5. Conversión de analógico a digital: Luego, las cargas analógicas se convierten en valores digitales mediante un proceso llamado conversión de analógico a digital (ADC).
6. Imagen digital: Los valores digitales resultantes representan el brillo o la intensidad de cada píxel de la imagen. Estos valores se almacenan y procesan para crear la imagen digital final.
En resumen, un sensor CCD convierte la luz entrante en cargas eléctricas, transfiere estas cargas a través del dispositivo utilizando una serie de electrodos, mide las cargas, las convierte a valores digitales y ensambla estos valores en una imagen digital completa.